Buscar este blog

lunes, 11 de octubre de 2010

El amor desde el psicoanálisis

Cuando preguntan a Sigmund Freud al final de su vida lo que es para él un ser humano
sano, contesta: «Aquel que es capaz de trabajar y de amar». En efecto, todas las patologías
que trata el psicoanálisis tienen un factor en común: sus inhibiciones a la hora de amar. El
neurótico, el psicótico, el perverso, el psicosomático están absorbidos en sus pasiones, y
pasión, ya lo sabemos desde Freud, sólo hay una: yo mismo.

El psicoanálisis describe lo que solemos llamar amor como una conducta narcisista, es decir
que el hombre y la mujer sólo aman lo que han sido, lo que son, lo que ambicionan ser.

Para el psicoanálisis el amor es del orden del deseo: no una pasión imaginaria donde el
sujeto tiende, sin conseguirlo, a completarse sino un don activo. Cada vez que vuelvo a caer
en la ilusión de completud tengo inhibiciones para trabajar, para amar, para crear. El sujeto,
cuando acepta que no puede poseer al otro acepta su carencia y se transforma en sujeto
deseante en continua transformación.
En Psicología de las masas Freud escribe que en el desarrollo de la Humanidad, como en el
individuo, es el amor que ha revelado ser el principal factor de civilización, y aún quizá el
único. El amor nace de un trabajo en común. En efecto, no hay amor sin un trabajo: el trabajo
de producir sin descanso el amor, el trabajo de transformarse en humano. Y lo que nos hace
humanos es encontrarnos con el lenguaje, sumergirnos en el mundo del deseo.

Conferencia impartida por:
Psic. Maricela Aguilar Campos.
Lunes 11 de octubre, sala audiovisual del ITSSLP,C.

No hay comentarios:

Publicar un comentario